(Los verdaderos Mandela y Pienaar)
La película emociona y es inspiradora. No es ni de lejos la mejor como director de Clint Eastwood, pero cumple su cometido a la perfección, a pesar de los lugares comunes de toda película deportiva (típica historia de perdedores que buscan la redención a través de la victoria). Lo bueno es que en este caso fue real y no como en las pelis de hockey sobre hielo infantil de los domingos a medio día donde el portero gordo para un penalti con el partido casi acabado y el entrenador es uno de los hijos de Martin Sheen. Dosifica perfectamente política y deporte, sin llegar a cansar en ninguna de las dos vertientes; aunque a mi me ha invitado a una reflexión (no creo que sea uno de los objetivos del director, pero bueno): ¿Es lícito usar el deporte como arma política? Mi respuesta es: Si es para unir: SÍ.
Como es propio de Eastwood, nos manda sus mensajes típicos: El perdón por encima de la venganza y que sólo uno mismo es el constructor de su destino, si no desfallece. De eso mismo trata el poema que Mandela entrega a Pienaar y que leva por nombre INVICTUS. Es del poeta inglés de la segunda mitad del XIX, William Ernest Henley:
Desde la noche que sobre mi se cierne,
negra como su insondable abismo,
agradezco a los dioses si existen
por mi alma invicta.
Caído en las garras de la circunstancia
nadie me vio llorar ni pestañear.
Bajo los golpes del destino
mi cabeza ensangrentada sigue erguida.
Más allá de este lugar de lágrimas e ira
yacen los horrores de la sombra,
pero la amenaza de los años
me encuentra, y me encontrará, sin miedo.
No importa cuán estrecho sea el camino,
cuán cargada de castigo la sentencia.
Soy el amo de mi destino;
soy el capitán de mi alma.
En resumen: una historia real muy bien contada, nada aburrida, con planos muy logrados, con una grandiosa actuación de Freeman, buenos diálogos, mensajes que no por manidos dejan de ser veraces y una película donde ese estupendo deporte, que nunca practicaré por miedo pero al que reverencio, por fin es protagonista con todas las de la ley.