sábado

PETROLEO

Se anuncia para dentro de un mes una cumbre en Madrid sobre el petróleo.

Sin entrar en disquisiciones e implicaciones económicas y sociales, sólo voy a plantear una pregunta:

Después de un siglo de avances científicos y tecnológicos que nos han llevado a curar enfermedades hasta entonces incurables y a pisar la Luna ¿Tiene alguna explicación que la energía de base siga siendo la misma que en la época de Alfonso XIII y que los coches todavía sean de la estirpe de Henry Ford?

jueves

CUENTO POPULAR INDÚ

“Un rey sueña que un día caerá una lluvia que contaminará todas las fuentes y enloquecerá a la gente. Asustado porque nadie creerá en su sueño, hace acopio de agua pura para mantenerse cuerdo. Su pesadilla se cumple y de un día para otro se encuentra rodeado por desequilibrados. Las costumbres y las relaciones se han trastocado, construyendo otra normalidad. El único loco, ante los ojos de la multitud, es él. El remedio que hallará para superar el dolor, el temor y el aislamiento consistirá en beber el agua de la locura y pasarse resignadamente al otro bando.”

lunes

COTILLAS

Conozco a personas que son muy cotillas. Conocen y hablan de los hábitos de los demás con todo lujo de detalles. Y hacen juicios de valor sobre esas costumbres.

Esas mismas personas ocultan al máximo cómo son y qué cosas hacen para evitar habladurías y comentarios de los demás. Envuelven sus vidas en un halo de misterio.

Evitan a toda costa que los demás hagan con ellas lo que ellas hacen con los demás.

Y encima les va de lujo, oiga.

jueves

UMBERTO ECO - EL PÉNDULO DE FOUCAULT

“(...) Veamos, Mateo, Lucas, Marcos y Juan son una banda de juerguistas que se reúnen en alguna parte y deciden hacer una apuesta, se inventan un personaje, se ponen de acuerdo acerca de unos pocos hechos esenciales y el resto que se lo monte cada uno, después se verá quien lo ha hecho mejor. Mas tarde los cuatro relatos caen en manos de los amigos, que comienzan a pontificar, Mateo es bastante realista, pero insiste bastante en esa historia el Mesías, Marcos no está mal, pero es un poco caótico, Lucas es elegante, eso no puede negarse, Juan se pasa con la filosofía... pero bueno, los libros gustan, pasan de mano en mano, y, cuando los cuatro se dan cuenta de lo que está sucediendo, ya es demasiado tarde, Pablo ya ha encontrado a Jesús en el camino de Damasco, Plinio inicia su investigación por orden del preocupado emperador, una legión de apócrifos fingen que también ellos están en el ajo (...) A Pedro se le sube el triunfo a la cabeza, se toma en serio, Juan amenaza con decir la verdad, Pedro y Pablo le hacen apresar, le encadenan en la isla de Potmos, y el pobrecito empieza a desbarrar, ve a las langostas a la cabeza de la cama, que se callen esas trompetas, de donde sale toda esa sangre... Y los otros van diciendo que bebe, la arteriosclerosis, ya se sabe... ¿Y si realmente hubiera sido así?

-Fué así. A ver si lee Feuerbach en lugar de esos libracos”

martes

EL ESFUERZO EN EL TRABAJO

El ejemplo de mi padre, trabajador incansable, es el que llevamos como enseña mis hermanos y yo. Compartimos su filosofía y, cuando viene una mala racha, nos comprendemos y apoyamos, pues sabemos lo pasado de moda que está el espíritu del esfuerzo y el compromiso en el trabajo.

Nuestro padre trabajó como un condenado hasta el día de su muerte, seguro de que su tesón haría consolidar económicamente a una familia pobre. Estaba convencido que el esfuerzo en el trabajo traía recompensa. ¿Qué panorama tenemos hoy? Salarios por debajo de la capacidad y la responsabilidad, temor al despido, estrés. Parece que la cosa está clara: Aquellos beneficios de trabajar duro que en tiempos de mi padre existían parece que han desaparecido. Ante esta situación, lo más adecuado sería poner "el piloto automático": hacer lo que te manden, pensar lo menos posible y procurar pasar desapercibido.

El trabajo ya no lo es todo en la vida, afortunadamente. Sin embargo fácilmente se confunde el disfrutar del ocio y la familia con el considerar el trabajo como un mal del cual no podemos sacar ningún provecho salvo el económico. Nos convertimos en trabajadores cabreados.

Personalmente creo que la culpa de esta situación no es del trabajador, sino de la propia empresa que, con tal de que el trabajo salga adelante, no le importa que el grueso de los empleados estén desmotivados y enfadados, mientras se estén calladitos y no protesten, o se acaben marchando por voluntad propia.

Ahora, más que nunca, el esfuerzo y el afán de superación deberían ser los aspectos más valorados en un trabajador.