“(...) Veamos, Mateo, Lucas, Marcos y Juan son una banda de juerguistas que se reúnen en alguna parte y deciden hacer una apuesta, se inventan un personaje, se ponen de acuerdo acerca de unos pocos hechos esenciales y el resto que se lo monte cada uno, después se verá quien lo ha hecho mejor. Mas tarde los cuatro relatos caen en manos de los amigos, que comienzan a pontificar, Mateo es bastante realista, pero insiste bastante en esa historia el Mesías, Marcos no está mal, pero es un poco caótico, Lucas es elegante, eso no puede negarse, Juan se pasa con la filosofía... pero bueno, los libros gustan, pasan de mano en mano, y, cuando los cuatro se dan cuenta de lo que está sucediendo, ya es demasiado tarde, Pablo ya ha encontrado a Jesús en el camino de Damasco, Plinio inicia su investigación por orden del preocupado emperador, una legión de apócrifos fingen que también ellos están en el ajo (...) A Pedro se le sube el triunfo a la cabeza, se toma en serio, Juan amenaza con decir la verdad, Pedro y Pablo le hacen apresar, le encadenan en la isla de Potmos, y el pobrecito empieza a desbarrar, ve a las langostas a la cabeza de la cama, que se callen esas trompetas, de donde sale toda esa sangre... Y los otros van diciendo que bebe, la arteriosclerosis, ya se sabe... ¿Y si realmente hubiera sido así?
-Fué así. A ver si lee Feuerbach en lugar de esos libracos”
-Fué así. A ver si lee Feuerbach en lugar de esos libracos”
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