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viernes
NEGOCIOS QUE SE VAN A LA MIERDA
Desde hace tiempo me ronda cierta inquietud sobre algunos negocios tradicionales que están en vias de desaparición y que han originado un aumento sensible en el desempleo. No. No estoy hablando de las tiendas de aromas que durante unos años han poblado los centros comerciales vendiendo pastillas de jabón a precio de cojón de obispo y que ahora se sorprenden de la bajada de ventas.
Mi dilema existencial presente es mucho más serio: ¿Qué hará ahora el fabricante de toros de fieltro con la invasión de las teles planas? Os juro que me quita el sueño, como antes me lo quitó el no saber qué ha ocurrido con todas las familias que antes vivían de fabricar parches para ojos de niños con ojo vago. ¿En qué momento se dejó de diagnosticar ese mal, que ya no se ve ni un puñetero niño con el parche? ¿Se erradicó como se hizo en su día con la viruela?.
Todas esas familias están teniendo el mismo futuro incierto que el de aquel comerciante al que le retuvieron en el puerto de Valencia un cargamento de Tamagochis durante 7 meses.
Por terminar con una brisa de optimismo ante tanta desgracia, pienso que siempre pueden fabricar pulseras Tonto-Balance (TM) con poder revitalizante y supermineralizante.
jueves
JUANILLO VA A LA GUERRA
Hoy hace cien años que Juanillo partió para la Campaña, como dicen que decía.
Contaba que su madre no lloró: Se asomó a la puerta, le dió un beso -el primero en muchos años-, y entró de nuevo en la casa. En silencio.
Entonces, la marcha de un hijo al servicio suponía un duelo. Literalmente. Salvo por el difunto -o, tal vez, en su presagio-, la casa del futuro soldado se convertía en un auténtico velatorio: La gente acudía a acompañar a la familia y aportaban comida, leche, alguna buena caza... Ellos, los jóvenes, servían a la Patria. Ellas, las novias y esposas que quedaban atrás, quedaban sirviendo a los señoritos que podían pagar los 6.000 reales que les permitía quedar exentos de la incorporación a filas. Esas 1500 pesetas (nueve euros) suponían dos años de sueldo de un campesino. O podríamos decir que suponían vivir o morir en el monte Gurugú o en el Barranco del Lobo.
Juanillo, antes de partir, se emborrachó con los amigos que frecuentaba en la taberna. No pagó una ronda y, aunque le costó memorizarla -duro de mollera-; terminó cantando la coplilla que otros habían cantado antes que él y otros cantarían después:
Para Melilla marchamos, muy alegres y contentos;
De todos los que allí vamos, sabe Dios si volveremos.
De todos los que allí vamos, sabe Dios si volveremos.
¿Qué se le había perdido a España en Marruecos?
Desde el siglo XVII, la mayor parte de Marruecos (nunca lo fué ni Ceuta, ni Melilla, ni Alhucemas) estaba gobernado por los sultanes de la dinastía alauí (la misma que sigue mandando y a la que pertenece el actual rey Mohammed VI). A principios del S. XX, la mala administración del sultán de entonces (Abd el-Aziz) es aprovechada por paises como Francia, Inglaterra, Alemania y España (en decadencia clara, pero aún con ínfulas de la potencia mundial que había sido) para sacar tajada y, con todo el morro del mundo, se reparten colonialmente el país marroquí.
En 1904, Inglaterra y Francia firman un tratado donde acuerdan que si el sultán no podía mantener el orden, España y Francia establecerían un protectorado en Marruecos y, tras diversos episodios guerrilleros, finalmente se establece el protectorado y Francia y España se reparten el territorio. Como es de suponer, la resistencia de los marroquíes a la ocupación (principalmente las tribus del Rif - la región montañosa del norte de Marruecos-) originó un conflicto armado conocido como la Guerra del Rif; aunque nuestros abuelos la llamaban Guerra de Marruecos o Guerra de África.
Era una época de nostálgicos militares de alta graduación que confiaban en poder ganarles una guerra a los Estados Unidos con barcos de vela y una tropa poco preparada, exhausta y pobre que tenían que comerse las caballerías en un rincón perdido del norte de África para no morir de hambre.
Juanillo regresó; otros no tuvieron su fortuna. Hubo héroes, claro. Como en todas las guerras. Incluso alguno llegó a general, pero esa es otra historia...
sábado
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