Desde hace tiempo me ronda cierta inquietud sobre algunos negocios tradicionales que están en vias de desaparición y que han originado un aumento sensible en el desempleo. No. No estoy hablando de las tiendas de aromas que durante unos años han poblado los centros comerciales vendiendo pastillas de jabón a precio de cojón de obispo y que ahora se sorprenden de la bajada de ventas.
Mi dilema existencial presente es mucho más serio: ¿Qué hará ahora el fabricante de toros de fieltro con la invasión de las teles planas? Os juro que me quita el sueño, como antes me lo quitó el no saber qué ha ocurrido con todas las familias que antes vivían de fabricar parches para ojos de niños con ojo vago. ¿En qué momento se dejó de diagnosticar ese mal, que ya no se ve ni un puñetero niño con el parche? ¿Se erradicó como se hizo en su día con la viruela?.
Todas esas familias están teniendo el mismo futuro incierto que el de aquel comerciante al que le retuvieron en el puerto de Valencia un cargamento de Tamagochis durante 7 meses.
Por terminar con una brisa de optimismo ante tanta desgracia, pienso que siempre pueden fabricar pulseras Tonto-Balance (TM) con poder revitalizante y supermineralizante.
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