Llenas las tumbas de flores y lavadas las conciencias hasta el próximo año, el día de Todos los Santos ha pasado con mas pena que gloria (y no por los pecados que los muertos hayan llevado al purgatorio) debido a que ha cogido el festivo en fin de semana.
Cuando recordamos a un difunto nuestra memoria es traicionera, ya que borramos recuerdos, manipulamos otros, hacemos nuestros los recuerdos de los demás (¿Acaso no te has incluido nunca en anécdotas en las que no estabas presente?) y, en general, creamos una película sobre la vida del finado mas distorsionada que un documental del 11-M emitido en Telemadrid.
Pero de todos esos cambios que nuestro cerebro produce, hay uno (que también practicamos con los vivos) que hace que nunca seamos justos (en el sentido de realistas) con nuestro evaluado. Somos proclives a juzgar a cualquier persona a tenor de sus últimas acciones, como si la parte definitoria de la vida de cualquiera estuviese únicamente en su trozo final. Es decir, sólo nos acordamos de lo último que nos hizo o dijo.
Ocurre con todo el mundo. Cuando el muerto es ya mayor, tendemos a acordarnos solamente del "por culo" que ha dado en sus últimos años. Si es joven, de la última putada que nos hizo o del último favor que nos proporcionó. Nos dejamos llevar siempre por el último capítulo y luego escribimos nosotros el epílogo del libro como si hubieramos leido la novela entera. Así somos.
1 comentario:
El muerto al hoyo y el vivo al bollo dice un refrán popular.
Cuantas veces nos pasa que al hablar de finados dependiendo de nuestro grado de parentesco y afectación o de lo que hayamos recibido "post mortem" u obtuvimos antes del óbito solemos "posicionaranos" en su recuerdo.
Dicen los videntes que también en el más allá hay una especie de liga que controla quién tiene más adeptos y detractores (Esto se mide a través de las invocaciones).
Esto mismo lo corroboran los creyentes, que manifiestan que a través de la oración y por lo piadoso se redimen mejor las condenas de aquellos que están en el purgatorio y así se posicionan más cerca del Supremo Hacedor; en este caso el campeonato es a ver quien reza más.
Pero en nuestro mundo actual que es egoista, materialista y cruel la tendencia, valoración y ubicación en el ranking es más sencilla: si lo recibido es superior a lo que consideramos hemos aportado siempre predominarán los buenos recuerdos y los comentarios positivos del ausente.
Ahora bien, si por ventura el finado a última hora o bien en los años anteriores al fatal desenlace(nadie recuerda la infancia, adolescencia y años de primera madurez teniendo en cuenta la expectativa de vida actual),nos hizo alguna putada, nos vilipendió en algún sentido o no nos legó aquello que antes de morirse ya considerábamos nuestro, entonces pasará a engrosar nuestra lista mental nunca confesada en público de los "joputas" y lo que es peor para el ausente, tendrá pocos puntos en las listas del más allá por lo que antes os comentaba.
Por ello, para el día que venga a buscarme la parca habré procurado saciar mis apetitos mundanos al máximo extremo, porque estoy seguro que no podré satisfacer a todos los que trato actualmente en vida una vez finado en el aspecto material que es el que realmente les importa.
Así que puestos a joder y a que me jodan prefiero joder yo primero y después si quieren que me critiquen, que no me invoquen o que no me rezen.
Si es que no tenemos arreglo.
¿Quién está de acuerdo conmigo?
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