martes

PERDER O PERDER

Los niños ochenteros recordamos una película, tal vez la primera en la que vimos ordenadores, llamada "Juegos de Guerra".


Si la recordais, iba de una super-computadora que era la encargada de elaborar la estrategia de ataque en el caso de una "Guerra Termonuclear Global" (creo que se llamaba así). La cuestión es que la computadora se da cuenta de que en cada ataque que diseñaba, el enemigo (los rusos, claro) respondían de tal manera que indefectiblemente el mundo siempre era destruido. Y si el mundo era destruido, evidentemente nadie ganaba la guerra. Al final, como recordareis, el ordenador después de probar todas las combinaciones posibles se para y, con el típico suspense de los americanos, por fín dice: "Curioso juego; la única forma de ganar es no jugar".

El ser humano, no sé si afortunada o desgraciadamente, no es tan analítico como esta computadora y a menudo la caga por meterse en batallas en las que en el mejor de los casos no ganará nada. Pero, ah, amigo: Resulta que, en un atisbo de lucidez, te has dado cuenta que ante una situación futura y analizadas todas las posibles ramificaciones tu posición final siempre acabará siendo más jodida que la situación de partida. ¿Qué hacer, entonces?.

La lógica y el instinto de protección dicen que, ante la tesitura de perder o perder, hay que elegir la opción que menos deteriore la situación de partida. Parece lo sensato. Sin embargo estamos rodeados de convencionalismos sociales, de corrección política, de buena educación, de "sentido del deber" que otros te han impuesto y, al final, siempre acabamos hasta el cuello de mierda.

No es facil romper esas cadenas: la incomprensión (y ni siquiera: nadie se va a preocupar de preguntarte las razones de tu decisión) y la tibieza de los demás (criticamos al PNV por su equidistancia, pero que no nos pidan que nos mojemos si dos niños se pelean por una piruleta) siempre van a ir contra uno.


Hay que ser muy valiente para decidir no jugar.

No hay comentarios: