Se dice que uno de los atributos que separan a la especie humana del resto del reino animal es la capacidad que tenemos para reconocer en los demás los sentimientos que nosotros mismos somos capaces de tener y experimentar; es decir, nos identificamos con los demás sobre la base de acontecimientos pasados o por venir. Cuando vemos a otro sufrir por cualquier causa, recordamos situaciones similares y nos solidarizamos; cuando nos piden para la Cruz Roja, pensamos que tal vez alguien próximo necesite alguna vez de su ayuda.
Este tipo de asimilación y canalización de las emociones ajenas es lo que nos hace ser seres sociales (y sociables). Parece una tontería, pero actos tan simples como aportar en una colecta, portar un lazo que simbolice una causa solidaria o tender la mano, dar un abrazo, regalar una sonsisa o escuchar al que necesita desahogo tienen puentes hacia los otros que sólo nosotros tendremos el privilegio de transitar.
Pobres de aquellos que fracasan a la hora de contruir sus propias redes sociales. No solo son enfermos, sino infelices.
P.S.: Leed éste interesante artículo de Eduard Punset sobre las raíces de la infelicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario