Cada vez me gusta más Madrid. Aquí nací.
En algunas partes y por algunos sectores parecía y sigue pareciendo que es intrínsecamente malo ser de Madrid. Vale que simboliza ese estado centralista que ya no es España pero que a algunos provincianos les interesa seguir manteniendo en el imaginario como cierto para justificarse; vale que hay más fachas por metro cuadrado que en ninguna otra parte de España exceptuando algún pueblo de Valladolid... vale incluso que tiene el equipo de fútbol mas odioso de España y no es ni el Atleti ni el Rayo; pero la realidad es que es posiblemente la ciudad y la Comunidad más abierta de España.
El problema es que tal vez por miedo, tal vez por vergüenza, tal vez por vagueza (vaya usté a saber) a los propios madrileños nativos o de adopción (que viene a ser lo mismo, como más tarde comentaré) no nos mueve ningún interés por cantar y contar todo lo bueno que este lugar nos da. Sin ir más lejos, tuvo que ser un mexicano, Agustín Lara, el que compusiera su canción más emblemática; aquella que decía:
"Cuando llegues a Madrid, chulona mía
voy a hacerte emperatriz de Lavapies;
y alfombrarte con claveles la Gran Vía,
y a bañarte con vinillo de Jerez."
En otras partes este chotís se enseñaría en las escuelas como "himno nacional" ¿no creeis?. Bien está que a los que viven en otros lugares bajo gobiernos regionalistas les hayan lavado el cerebro y digan subnormalidades como aquella de "Madrid es una distribución administrativa que marca la Constitución", que dijo el político barcelonés Joan Laporta; pero los que viven aquí deberían darse de vez en cuando un paseo por el Retiro, por la calle Arenal, por la Cava Baja y reflexionar sobre si Madrid es sólo la sede de la agencia tributaria estatal, como aseguran los nazionalistas, o una villa que respira tal y como respiran sus habitantes.
Por cierto, a propósito de Agustín Lara, escribe Paulo Coelho en su libro Maktub II: "a los 20 años, el famoso compositor mexicano Agustín Lara vio naufragar el navío donde viajaba. Durante horas, luchó contra las olas, jurando a Dios que, si llegase a la playa, olvidaría su pasado y comenzaría una nueva vida. Lara llegó a una playa de Tlacotalpan, Veracruz. Antes nacido y criado en la ciudad de México, cumplió su juramento, y pasó a decir a todos que Tlacotalpan era su tierra natal. En 1968, Lara conmemoró 70 años de vida. Varios periodistas fueron a su fiesta en Tacotlapan, y allí escucharon historias de viejos que habían jugado con Lara en su infancia, de las calles donde hizo sus primeras canciones. En el momento más importante de la fiesta, el intendente de Tacotlapan le dio las llaves de la casa donde nació (...)"
En cierto modo, la historia de Lara me recuerda aquella frase: "quien viene a Madrid, ya es de Madrid". Aquí no se les pide cuentas a nadie; no se les hace ningún examen lingüístico ni prueba del RH. Cada cual puede crear su historia: puede adornar su pasado, inventarse el presente y fabricarse un futuro y todos le creerán, o creerán en él. O tal vez no; pero no se pierde nada por intentarlo. Volver a nacer en Madrid es tan fácil como cambiarse de barrio e iniciar una nueva vida.
- ¿De dónde eres?
- De aquí.
Y no se vuelve a mencionar más el tema.
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Nota: parece que la
wikipedia cree que Agustín Lara efectivamente nació en Tlacotalpan... Sin embargo,
bastantes biógrafos verifican que nació en Ciudad de Mexico. La wikipedia, al equivocarse, acierta.