Entre las estaciones de Atocha y Chamartín, dos de los puntos con mayor tránsito de viajeros de Madrid, circulan hasta cinco líneas de trenes con distintos orígenes y destinos, pero que tienen en común ese trayecto con sus dos estaciones intermedias - Recoletos y Nuevos Ministerios-.
Existen multitud de viajeros - yo mismo- que realizan ese trayecto Atocha-Chamartín sin reparar en el destino final del tren, pues sólo nos interesa la certeza de que nos llevará a una de las dos grandes estaciones de la capital.
Ocurre con relativa frecuencia que algún nuevo viajero se incorpora al tren en una de las estaciones intermedias y pregunta a los pasajeros "¿A dónde va este tren?". Casi nadie le contesta, algunos encogen los hombros y otros símplemente contestan "no sé".
En ese momento, al nuevo viajero le entra una grán desazón, cercana al cabreo. No comprende que alguien montado en un tren no sepa a dónde le lleva. En ese momento desconfía del genero humano y tiene malos pensamientos.
Existen multitud de viajeros - yo mismo- que realizan ese trayecto Atocha-Chamartín sin reparar en el destino final del tren, pues sólo nos interesa la certeza de que nos llevará a una de las dos grandes estaciones de la capital.
Ocurre con relativa frecuencia que algún nuevo viajero se incorpora al tren en una de las estaciones intermedias y pregunta a los pasajeros "¿A dónde va este tren?". Casi nadie le contesta, algunos encogen los hombros y otros símplemente contestan "no sé".
En ese momento, al nuevo viajero le entra una grán desazón, cercana al cabreo. No comprende que alguien montado en un tren no sepa a dónde le lleva. En ese momento desconfía del genero humano y tiene malos pensamientos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario