Era uno de esos amores en los que uno de los dos amantes, el más apasionado, se convierte en rehén de las incertidumbres y las opacidades del otro, y las alimenta sin saberlo con la asiduidad de su ternura, que el otro fácilmente considera opresiva, retrayéndose en la misma medida en que se solicita y se le ofrece el amor.
Pérez-Reverte
Pérez-Reverte
1 comentario:
¡A quién no le ha pasado! Qué horror de sensación...
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