martes

ABECEDARIO PERSONAL

Alejandro Dumas; Buonarroti, Michelangelo; Carl Sagan; Depeche Mode; Eliade, Mircea; Francisco Umbral; Groucho Marx; Humphrey Bogart; Ingrid Bergman; Julio Cortazar; Kafka, Franz; Lolita; Maria Callas; Naismith, James; Orwell, George; París; Quino; Robert Capa; Sherlock Holmes; The Beatles; Umberto Eco; Verdi, Giuseppe; Wolfgang Amadeus Mozart; Xenón; Yo; Zambrano, Maria.


viernes

20 DE NOVIEMBRE, 1931. VIERNES.

El terrateniente apenas acababa de llegar de Sevilla. Traía con él una radio recién comprada en Sierpes al precio de 900 pesetas. A tocateja, precio especial. Una radio de 8 válvulas, último modelo. Casi nada.

Entró a grandes zancadas en la casa, donde le esperaba su esposa y la servidumbre. Como siempre. Lo primero que hizo fué acomodar el receptor Superheterodino R-200 en un aparador del salón y prenderla para comprobar si, efectivamente, se oía clara, potente, con nitidez y sin la más leve distorsión; como rezaba en la propaganda que le convenció.

Giró el primer botón, giró el segundo y un enorme zumbido salió del altavoz. Aquel atronador sonido se fué mitigando y, simultáneamente, fué emergiendo la voz, perfectamente timbrada, de un locutor. Su esposa aplaudió, él saltó, y la servidumbre; ya sin disimulo, se asomó a través de la puerta.

El locutor dió paso a unos momentos musicales y el terrateniente, satisfecho con el experimento, apagó y quitó de la corriente el receptor. Se sentó en un sillón orejero junto a la ventana, desde donde podía otear la calle sin ser visto y llamó a una sirvienta. La criada, una de las hijas de Jerrumbre, la mayor, le trajo el café en silencio y, con idéntico sigilo, se marchó de nuevo a la cocina; no sin antes examinar detenidamente el nuevo artefacto.


El pueblo estaba silencioso. Todo el mundo estaba en la aceituna. Por fortuna aquí estaba todo controlado. De momento.

En Sevilla, los trabajadores del puerto y de la corchera estaban en huelga y hasta los panaderos han amenazado a la patronal con la huelga si para el lunes no acceden a reducir una hora la jornada. Peor estaba la cosa en el campo. Según parece en Córdoba los de la UGT están soliviantando a los campesinos: En Doña Mencía están todos los campesinos en huelga y en Castro del Río están empezando a quemar almiares de paja. Pronto llegarán aquí y habrá que subirle el sueldo a los braceros. A 6 pesetas el jornal será suficiente para tenerlos callados unos años. Según Don Antonio él les paga a 4,75 y tan contentos. Y el que no trague, ya sabe.


De repente una algarabía fué creciendo en la calle. Era ruido de mujeres. No hay peligro. Aún así llamó a la Rosario, la sirvienta que le había servido el café, para que saliera a escusear. Regresó al rato y se presentó ante el terrateniente.


- La mujer de Juanillo, el de Porro, que ha dado a luz. Un pitorro. Luis Antonio le van a poner a la criatura.


"Bien", pensó, "Si no se muere, en cinco años, de porquero".

martes

DE UN LIBRO DE CITAS

No debemos pesar la verdad en la balanza de la sinceridad. (J. Rohn)

La sinceridad no es una prueba de la verdad; se puede estar sinceramente equivocado. No debemos confundir la sinceridad con la verdad. Lo ideal es ser sincero y veraz.

Parece imposible ¿no?

lunes

SOBRE HÉROES

Dicen los psiquiatras que a medida que aumenta el número de viandantes que ven a una persona en apuros, descienden las probabilidades de que alguien ayude a la víctima. En otras palabras, cuanto mayor sea el número de espectadores, menos probable es que alguno de ellos te ayude.

La teoría se basa en el caso de Kitty Genovese, quien fué asesinada y, al tomar declaración a los vecinos, se dice que hasta 38 personas oyeron o vieron cosas "raras" pero nadie avisó a la poli, confiados en que otro ya lo hubiera hecho. A este fenómeno se le conoce como efecto viandante.


Aparentemente éste en un hecho incuestionable, pero las razones pueden ser muchas: miedo, desidia, ganas de no complicarse... Cuanto mayor sea el número de personas que ven a alguien caído, menos probabilidades hay de que alguien le ayude a levantarse: la responsabilidad se difumina y se diluye como un azucarillo.


Sea como fuere, una consecuencia de la cobardía de la masa es que inmediatamente calificamos como héroe a aquel que hace lo que los demás deberíamos de hacer casi de manera natural y decimos con admiración que están hechos "de una pasta especial". Así tapamos nuestra vergüenza.


Un psicólogo estadounidense, estudiando la receta que conduce al heroísmo, ha identificado seis rasgos de personalidad que se observan en lo que los demás llamamos héroes: valor, bondad, generosidad, habilidad e inteligencia, honradez y, por último, la búsqueda de emociones y de asumir riesgos. ¿De verdad son tan distintos a nosotros? Saca de contexto estos seis atributos y reflexiona si no los asumes como propios en otras facetas de la vida.


Los psicólogos, como no, encuentran en la infancia la causa de nuestro comportamiento. Dicen que los niños aprenden reglas de conducta social que los inhiben: les enseñamos a no interferir. El problema es que no les enseñamos la importancia relativa de las diferentes reglas de conducta y la importancia de ayudar a los demás. No aprenden que, en circunstancias extremas, esas reglas quedan invalidadas.


En un experimento realizado en la Universidad de Massachussetts a un grupo de niños de distintas edades, se les asignó a éstos tareas como dibujar y escribir mientras oían el estruendo de un accidente simulado en una sala contigua. Antes de que sonasen los ruidos, se les dijo a los niños que sólo podían dejar la sala si se les rompían los lápices.


Unos se tapaban los oídos y otros soportaban aquello como podían. Sólo una niña rompió los tres lápices que le habían dado antes de salir a investigar qué ocurría.

viernes

LA MALA PRENSA


Uno de los periodistas más importantes del siglo XX, Walter Lippman, escribió un ensayo titulado "La opinión pública" donde habla de estereotipos y prensa y cómo ambos influyen en la democracia. El libro es de 1922 y, aunque no entero, he tenido la oportunidad de leerlo a retazos y, si bien ya sabido, lo que dice me ha dejado impresionado.



El tipo expone que la opinión pública influye de forma decisiva sobre el gobierno y el poder político; pero esa opinión pública se alimenta de informaciones que seleccionan y elaboran los medios de comunicación, sin reflejar siempre bien la realidad. Aunque lo ignore, el ciudadano no ve la realidad exterior, sino tan sólo la imagen que los medios de comunicación le envían a su radio, periódico, televisión o internet.

¿Cómo son seleccionadas las noticias? ¿A qué obedece que duren más o menos en primera plana? ¿Son fiables los periodistas que muestran sin reparo sus inclinaciones ideológicas? ¿Nos importa realmente la realidad o sólo esperamos oir y ver lo que queremos?

La clave de la calidad de la opinión pública y de nuestros medios de comunicación y, por tanto, de nuestra democracia, está en que los ciudadanos estemos bien educados y formados, que seamos exigentes a la hora informarnos, que seamos capaces de distinguir la mentira y la manipulación y que castiguemos ésta no poniendo los canales, leyendo los periódicos u oyendo las radios de aquellos que están abusando de nuestra confianza.

Nos va mucho en ello.

martes

HUMOR GRÁFICO

Os presento a un divertido viñetista llamado Alberto Montt. Aquí su web.















lunes

DE LOS RECURSOS INTERNOS Y EXTERNOS

Se suele decir que existen dos tipos de recursos personales a nuestra disposición para manejarnos por la vida: Recursos Internos y Recursos Externos.

Dentro de los recursos internos encontramos nuestras habilidades técnicas o profesionales, nuestros conocimientos y nuestros factores de personalidad (creatividad, tenacidad, etc). Por contra, denominamos recursos externos a otro tipo de propiedades, tales como el dinero, los bienes muebles e inmuebles, las herramientas físicas y a una cosa de dificil definición que llamaremos "relaciones personales".

Ese recurso externo que hemos denominado "relaciones personales" abarca, como podreis imaginar, al amigo que te da ánimos cuando te deja la novia, a la vecina que le pides sal cuando se te acaba o al tío carnal que te enchufa en su empresa por encima de mejores currículums. Ese recurso nos hace humanos (ser social) y todos lo usamos, ya que nos dota de mayor capacidad de acción y de oportunidades. Es, por tanto, naturalmente bueno trabajar las relaciones personales.

El problema surge en aquellas personas que confunden el recurso de una relación personal con la persona en sí. Creen que los que le rodean tienen algún tipo de deber para ayudarle siempre. Una vez la sociedad ha llegado a un punto en el que las expresiones de elogio y de agradecimiento han desaparecido, el que brinda sus recursos internos a otros inútiles que no los poseen ha pasado a ser definitivamente un tonto útil, cuando no directamente un pagafantas.

Se ha llegado a la desfachatez de presumir ante ese tonto útil, que en ese momento está sacando del atolladero al inutil con morro, de presumir, digo, de otra amistad que no solo sabe hacer lo que el tonto útil le está haciendo de gratis, sino que lo supera en conocimientos y destreza, quedando el tonto útil además como gilipollas. Desde luego que no se puede contestar "¿Y por qué no le llamas a él?", porque inmediatamente quedas como borde, desagradecido (!), parecerá que nunca le has ayudado (el viejo refran haz cien y no hagas una...) y habrás perdido un "amigo". Evidentemente, donde digo "amigo" quiero decir también familiar, compañero, amigote o vecino de arriba.


Para terminar, quisiera contaros una anécdota que un viejo profesor nos relató a algunos ex-alumnos hace ya algunos años: Resulta que este profesor, eminente e innovador pedagogo, fué requerido a dar una conferencia y se le preguntó por sus honorarios. Como quiera que era la primera vez que iba a dar una charla y no tenía ni idea de tarifas, pero sí muchas ganas de contar sus "experimentos" con niños, le dijo a los responsables que iría gratis. Recuerdo como nos dijo que fué una de las peores experiencias de su vida: Le "encerraron" en una sala sin ventilación y con holor a humanidad, tuvo que empezar a hablar sin presentación previa, tuvo que desgañitarse para hacerse oír pues no disponía de ningún tipo de amplificación de la voz... contaba que ni siquiera le pusieron un triste vaso de agua.

Al poco tiempo, le volvieron a llamar de otro lugar para que diera una nueva charla. Esta vez él solicitó unos honorarios incluso superiores a los razonables para la época y el caso. Aquel profesor del Bierzo nos contó divertido cómo todo fueron deferencias con él y como incluso se ofrecieron a recogerle y a llevarle de vuelta en coche.


domingo

YO NACÍ EN UN BABY-BOOM

He aquí lo que el economista H. Scott Gordon escribió una vez sobre las ventajas particulares de haber nacido dentro de una generación poco numerosa:

Cuando abre los ojos por primera vez, está en un hospital espacioso, preparado para atender a la hornada que lo precedió. El personal es generoso con su tiempo, ya que tiene poco que hacer mientras sobrelleva el breve periodo de calma hasta la siguiente ola. Cuando alcance la edad de la escuela, los magníficos edificios están allí para recibirlo; la amplia plantilla de profesores le da la bienvenida con los brazos abiertos. En el instituto, el equipo de baloncesto no es tan bueno como antes, pero no hay ningún problema para tener tiempo de uso del gimnasio. La universidad es un lugar encantador, con espacio de sobra en clases y residencias, sin aglomeraciones en la cafetería y con unos profesores solícitos. Entonces accede al mercado de trabajo. La oferta de nuevos principiantes es baja, y la demanda es alta, porque viene una ola grande detrás que conllevará una fuerte demanda de bienes y servicios de sus potenciales patrones.

El sentido de posibilidad, tan necesaria para el éxito, no viene solamente de nosotros o de nuestros padres. Viene de nuestro tiempo: de las oportunidades particulares que se nos presentan en nuestro lugar particular en la historia.


Fuente: Malcolm Gladwell. Fueras de serie.

sábado

ME PIDE EL CUERPO...

Me pide el cuerpo hablar del telediario de hoy.

Me pide el cuerpo hablar del secuestro del barco Alakrana, de la hipocresía vasca y de ceder ante el chantaje de terroristas.

Me pide el cuerpo hablar de los becarios de los informativos y del inutil frío que pasan teniendo que conectar en directo desde Soria para que nos creamos que allí hace ya un frío que pela.

Me pide el cuerpo hablar de cómo hemos consentido que en España se instale la corrupción universal y cómo ya es tarde para remediarlo.

Me pide el cuerpo hablar de cómo el fútbol lo ha devorado todo y cómo encima se ponen chulitos y amenazan con la huelga.

Me pide el cuerpo hablar de los fundamentalismos religiosos y de por qué la película Ágora debería ser de obligado visionado para todos.

Me pide el cuerpo hablar de por qué me dan ganas de llorar cuando pienso en el sindicalismo.

Pero hoy no lo haré.

jueves

SOMOS ESTRELLAS DE MAR


Paseando por la orilla del mar, un hombre se fija en una hermosa joven que, al parecer, está enfrascada en una danza ritual: Se inclina, se incorpora, estira un brazo, coloca el otro formando un arco. Así una y otra vez.

El hombre se aproxima a ella y se da cuenta de que la playa está cubierta de estrellas de mar y que la muchacha las va recogiendo y las devuelve al mar una por una. Con un ligero tono de sorna se dirige a ella y le dice: “las hay a miles pérdidas por toda la arena, ¿sabe? Por mucho que se esfuerce en salvarlas no se notará la diferencia”.

La mujer sonríe, se inclina y sigue devolviendo estrellas de mar al agua. Serenamente, contempla al hombre y le responde: “las que están en el agua sí lo han notado”.

miércoles

LO DIJO CICERÓN

Todas las acciones cumplidas sin ostentación y sin testigos me parecen más loables.

De los fines, de lo bueno y de lo malo (De Finibus, Bonorum et Malorum)

SOBRE LA INOPIA DE LAS MADRES

Cuenta el guitarrista Carlos Santana que un día su madre, una mexicana tradicional, fué a verle a un concierto donde era telonero del grupo Steppen Wolf. Santana aún no era muy famoso (poco después despuntaría en el festival de Woodstock del 69) y aún tocaba en garitos de la ciudad de San Francisco.

Ese día, al terminar el concierto, su madre se le acercó y le dijo, con toda la franqueza que es capaz de reunir una madre, que le daban pena los hippies, porque eran tan pobres que tenían que compartir los cigarrillos.

Santana confiesa que sólo calló y no se lo explicó.