Paseando por la orilla del mar, un hombre se fija en una hermosa joven que, al parecer, está enfrascada en una danza ritual: Se inclina, se incorpora, estira un brazo, coloca el otro formando un arco. Así una y otra vez.
El hombre se aproxima a ella y se da cuenta de que la playa está cubierta de estrellas de mar y que la muchacha las va recogiendo y las devuelve al mar una por una. Con un ligero tono de sorna se dirige a ella y le dice: “las hay a miles pérdidas por toda la arena, ¿sabe? Por mucho que se esfuerce en salvarlas no se notará la diferencia”.
La mujer sonríe, se inclina y sigue devolviendo estrellas de mar al agua. Serenamente, contempla al hombre y le responde: “las que están en el agua sí lo han notado”.
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