Cuenta el guitarrista Carlos Santana que un día su madre, una mexicana tradicional, fué a verle a un concierto donde era telonero del grupo Steppen Wolf. Santana aún no era muy famoso (poco después despuntaría en el festival de Woodstock del 69) y aún tocaba en garitos de la ciudad de San Francisco.
Ese día, al terminar el concierto, su madre se le acercó y le dijo, con toda la franqueza que es capaz de reunir una madre, que le daban pena los hippies, porque eran tan pobres que tenían que compartir los cigarrillos.
Santana confiesa que sólo calló y no se lo explicó.
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