Me pide el cuerpo hablar del telediario de hoy.
Me pide el cuerpo hablar del secuestro del barco Alakrana, de la hipocresía vasca y de ceder ante el chantaje de terroristas.
Me pide el cuerpo hablar de los becarios de los informativos y del inutil frío que pasan teniendo que conectar en directo desde Soria para que nos creamos que allí hace ya un frío que pela.
Me pide el cuerpo hablar de cómo hemos consentido que en España se instale la corrupción universal y cómo ya es tarde para remediarlo.
Me pide el cuerpo hablar de cómo el fútbol lo ha devorado todo y cómo encima se ponen chulitos y amenazan con la huelga.
Me pide el cuerpo hablar de los fundamentalismos religiosos y de por qué la película Ágora debería ser de obligado visionado para todos.
Me pide el cuerpo hablar de por qué me dan ganas de llorar cuando pienso en el sindicalismo.
Pero hoy no lo haré.
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