martes

DE SEÑALES Y COCHES


Leo en un libro sobre inteligencia social, esa disciplina que te enseña a pelotear eficientemente a tu jefe, la siguiente frase: "Se consciente de que las señales que envías no son las que tú crees".

En general, odio los coches. Salvo lo que yo denomino "mi vena calorra", que no es otra cosa que mi afición por la Fórmula 1 (la tengo desde los ocho años, cuando uno de mis hermanos me regaló una reproducción de un bólido durante mi primer veraneo en la playa -1981-), odio conducir, odio llevar gente en el coche, odio a los mecánicos timadores, odio tener que saberse las marcar y modelos, odio a los Fitipaldis, odio el tunning... odio hasta echar gasolina.

Pues resulta que ayer me encontré con un viejo amigo de mi antiguo barrio. Acababa de comprarse un coche y se empeñó en enseñármelo. Como quiera que no quería ofenderle, terminé accediendo. La escena consiguiente la conoceréis: El orgulloso nuevo propietario te abre la puerta delantera izquierda, también conocida como la del conductor, y con una enorme sonrisa te invita a deleitarte con el acabado interior.

Por favor; que alguien me aclare: ¿Hay que sentarse en el asiento totalmente? ¿A dónde hay que mirar? ¿Al cuenta-kilómetros? ¿Qué hay que decir? ¿Qué alfombrillas más chulas? ¿Es correcto decir "huele a nuevo"? ¿Cuánto tiempo es preciso estar dentro para que el dueño no se ofenda? Confieso que esa típica situación me pone de lo más nervioso. En un mundo cada vez más calorro, choni, descerebrado y de presumir y aparentar; sentir indiferencia ante un coche nuevo te puede traer más de un problema.


Hace no demasiado, el cuñado de uno de mis hermanos se compró un Mercedes cuasi-deportivo negro. No puedo dar más detalles porque ignoro cual es la diferencia entre clase C, D, E y todas esas pijerías. El caso es que durante el ritual antes descrito de presentación en el cual me vi envuelto, apareció una de las hijas del nuevo propietario que desconocía que su padre había comprado el coche -era sorpresa-. No sé si lo que exclamó fué percibido por los otros presentes, pero recuerdo que dijo al verlo: "¿De quién es? ¿De Raúl?"



¿Qué puta mierda de señales estoy enviando a la gente?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Esa es facil Raul, desde que te conozco, y estabas aun en la veintena, siempre has trasmitido sensación de pureta. Imaginate ahora que rozas los 40 .... Mercedes deportivo, niña adolescente, evidentemente el coche era tuyo no mientas