martes

EXORCISMO!

¿Está usted poseido por el maligno o cree estarlo? Siga leyendo...




Principales criterios para el correcto discernimiento de posesión diabólica según el nuevo ritual:

Habiendo sido descartada una anomalía psíquica, ya sea patológica o paranormal, suelen considerarse signos de posesión diabólica:

Señales físicas de posesión diabólica


- Fuerza física considerable.

- Trasformaciones físicas.

- Trasformación de la voz en el tono, cadencia, pronunciación, calidad, etc.

- Violentas convulsiones y torsiones del cuerpo, movimientos antifisiológicos.

- Mover cosas a distancia.

- Levitación.

Señales psíquicas

- Locura furiosa y odio aversión vehemente hacia Dios, la Virgen, los Santos, la cruz y las imágenes sagradas.

- Hablar idiomas desconocidos o muertos.

- Clarividencia

- Fuerza psíquica y moral muy superior a la normal.

- Predicciones acertadas

- Transformación integral de la personalidad primaria y exteriorizar personalidades nuevas y desconocidas

El exorcismo está presente en la mayoría de las grandes religiones, incluyendo el cristianismo, el judaísmo y el islamismo. Se trata de un ritual o liturgia mediante el cual se pretende expulsar o destruir a un ente sobrenatural que se considera ha tomado posesión o control de un objeto físico o ser vivo. Estos entes, dependiendo de las creencias de los implicados, pueden ser demonios, espíritus malignos, brujos, etc. En el catolicismo, el rito del exorcismo se realiza siempre con la presencia (obvio) de la persona posesa, sus familiares, el sacerdote que va a llevar a cabo el rito y varias personas más rezando. El sacerdote intentará expulsar a los demonios o liberar del dominio demoníaco gracias a la autoridad espiritual que Jesús ha confiado a su Iglesia.


Los Sacerdotes de la Iglesia Católica realizan el exorcismo bajo lo estipulado en el Rituale Romanum. Contiene un capítulo específico que explica con todo lujo de detalles los pasos que hay que seguir. El ritual incluye la repetición continua de oraciones y órdenes de expulsión, y el uso de objetos que puedan repeler al ente, en este caso un demonio, como crucifijos, agua bendita, reliquias, entre otros. Comienza con una oración, a la que le sigue una letanía para pedirle a los Santos que ayuden al párroco a realizar el exorcismo. A continuación se reza un salmo, el evangelio (siete casos específicos de posesión se relatan en los evangelios) y posteriormente el credo. Después comienzan las renuncias a Satanás y la profesión de fe, etc.


El exorcismo solemne sólo puede ser practicado por un obispo o un sacerdote con el permiso del obispo. Realmente, el poder de expulsar demonios fue concedido por Jesucristo mismo a sus discípulos, y por lo tanto el obispo no tiene la facultad de privar a un sacerdote de este poder. La regla de no exorcizar sin permiso del obispo se estableció en tiempos recientes, para evitar que se exorcizase sin tener la seguridad de que hay posesión.


Como diría mi hermano J.A. ¡Sal de mi cuerpo!

1 comentario:

DALTON dijo...

Vivimos en un mundo cada vez más materialista, donde todo es tecnología y en el que cada vez más se prescinde de lo espiritual.

Claro, es que hemos pasado del estado confesional al laicismo (aunque a ZP le gustaría que fuese todavía más profundo y aconfesional).

Viviendo de esta forma el ciudadano en general y las nuevas generaciones en particular, ni se acuerdan de que el exorcismo existe y que el maligno como las meigas puede hacerse presente sin nosotros quererlo o invocarlo....

Nos parece adecuado que la eyección del maligno de nuestro cuerpo ha de ser función de un hacedor (en general procedente de la iglesia o conocedor de los rituales tales como los hechiceros en las tribus), pero para los no creyentes y los humanistas ¿no sería mejor confiar más en la ciencia (un tumor en la cabeza puede convertirse en locura y un dolor de estómago en cabreo sordo con enajenación mental que podria ser asociado a los espíritus) y en su avance que en determinados ritos que nunca vienen mal pero que no son de eficacia contrastada?.

En fin, que el Señor nos proteja del maligno, yo seguiré poniendo ajos, la escoba boca abajo y otras argucias aprendidas de nuestros mayores..., pero ojalá la ciencia avance lo suficiente para que las generaciones venideras únicamente vean esto como algo asociado a la mitología más que a la realidad.

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