Se suele decir que existen dos tipos de recursos personales a nuestra disposición para manejarnos por la vida: Recursos Internos y Recursos Externos.
Dentro de los recursos internos encontramos nuestras habilidades técnicas o profesionales, nuestros conocimientos y nuestros factores de personalidad (creatividad, tenacidad, etc). Por contra, denominamos recursos externos a otro tipo de propiedades, tales como el dinero, los bienes muebles e inmuebles, las herramientas físicas y a una cosa de dificil definición que llamaremos "relaciones personales".
Ese recurso externo que hemos denominado "relaciones personales" abarca, como podreis imaginar, al amigo que te da ánimos cuando te deja la novia, a la vecina que le pides sal cuando se te acaba o al tío carnal que te enchufa en su empresa por encima de mejores currículums. Ese recurso nos hace humanos (ser social) y todos lo usamos, ya que nos dota de mayor capacidad de acción y de oportunidades. Es, por tanto, naturalmente bueno trabajar las relaciones personales.
El problema surge en aquellas personas que confunden el recurso de una relación personal con la persona en sí. Creen que los que le rodean tienen algún tipo de deber para ayudarle siempre. Una vez la sociedad ha llegado a un punto en el que las expresiones de elogio y de agradecimiento han desaparecido, el que brinda sus recursos internos a otros inútiles que no los poseen ha pasado a ser definitivamente un tonto útil, cuando no directamente un pagafantas.
Se ha llegado a la desfachatez de presumir ante ese tonto útil, que en ese momento está sacando del atolladero al inutil con morro, de presumir, digo, de otra amistad que no solo sabe hacer lo que el tonto útil le está haciendo de gratis, sino que lo supera en conocimientos y destreza, quedando el tonto útil además como gilipollas. Desde luego que no se puede contestar "¿Y por qué no le llamas a él?", porque inmediatamente quedas como borde, desagradecido (!), parecerá que nunca le has ayudado (el viejo refran haz cien y no hagas una...) y habrás perdido un "amigo". Evidentemente, donde digo "amigo" quiero decir también familiar, compañero, amigote o vecino de arriba.
Para terminar, quisiera contaros una anécdota que un viejo profesor nos relató a algunos ex-alumnos hace ya algunos años: Resulta que este profesor, eminente e innovador pedagogo, fué requerido a dar una conferencia y se le preguntó por sus honorarios. Como quiera que era la primera vez que iba a dar una charla y no tenía ni idea de tarifas, pero sí muchas ganas de contar sus "experimentos" con niños, le dijo a los responsables que iría gratis. Recuerdo como nos dijo que fué una de las peores experiencias de su vida: Le "encerraron" en una sala sin ventilación y con holor a humanidad, tuvo que empezar a hablar sin presentación previa, tuvo que desgañitarse para hacerse oír pues no disponía de ningún tipo de amplificación de la voz... contaba que ni siquiera le pusieron un triste vaso de agua.
Al poco tiempo, le volvieron a llamar de otro lugar para que diera una nueva charla. Esta vez él solicitó unos honorarios incluso superiores a los razonables para la época y el caso. Aquel profesor del Bierzo nos contó divertido cómo todo fueron deferencias con él y como incluso se ofrecieron a recogerle y a llevarle de vuelta en coche.
3 comentarios:
Toda la razón, compañero.
Además pasa que los más abusones son los que menos recursos tienen y nunca te ayudan a tí, grrrrrrrr!
Abrazos.
Buen post, estoy de acuerdo contigo aunque no al 100%:)
Muy bien post. Saludos
Publicar un comentario