miércoles

SOBRE LA AMISTAD

Hoy ha tenido lugar el entierro de Quique, el amigo del que ayer os hablaba. De nuevo el grupo de amigos y compañeros nos hemos vuelto a reunir para darle la última despedida y acompañar a su familia.

No me lo he podido quitar de la cabeza en todo el día y lo acontecido me ha hecho reflexionar mucho y sobre muchas cosas, pero sobre todo sobre la amistad.

Desde hace años he considerado como amigos, como verdaderos amigos, a Quique, a Miguel y a Lito. Esto sorprenderá a aquellos otros que me han acompañado estos años y, tal vez, se sientan menospreciados. Aquellos tres no han sido siquiera con los que mayor número de ratos he compartido e, incluso, en muchas ocasiones he rechazado quedar con ellos con excusas ridículas(que ahora me causan pesar). Sin embargo, son mis amigos del alma ¿por qué?.

Con motivo del velatorio he vuelto a ver caras que hacía años que no veía, personas que en algún momento de mi vida estuvieron muy presentes y cercanas. Seres que ahora encuentro extraños y a los que casi había olvidado. Amigos a los que había ido dejando de lado sin apenas darme cuenta. Conversé mucho, ayer, con todos ellos y recordamos buenos momentos; nos intercambiamos móviles y correos: "a ver si nos vemos más" fué la frase más repetida. Sin embargo, detrás de cada saludo, había una especie de exposición curricular de oficios, sueldos, viviendas, viajes exóticos o matrimonios que me hicieron recordar tiempos pretéritos de logros amatorios de adolescentes.

Casi sigilosamente fuí comprendiendo lo que suponía Quique (y, por extensión, ese terceto) dentro de mi vida. Con esas tres personas siempre soy yo mismo, sin aparentar nada, sin necesidad de representar ningún papel o de engordar salario. Ellos me conocen tal cual, nunca me han cuestionado nada, jamás me han interrogado. Nunca han medido su valía (o su currículum) conmigo, siempre han valorado o elogiado lo que sé y lo que hago sin pensar en aquelo del "tanto tienes, tanto vales". Saben tanto de mi como yo mismo y jamás un reproche, una sonrisa maliciosa, un trapo sucio a destiempo. Me puedo fiar en ellos.

Como una vez leí, en confiar no hay más que esperanza; en fiarse hay seguridad. La seguridad que solo la verdadera amistad te puede dar.

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